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Hay que pasar urgentemente del discurso a la acción a través de políticas firmes, inversión en formación especializada y oportunidades de liderazgo femenino reales.
Retomando el valioso mensaje de Michelle Obama: “No hay límites para lo que nosotras, como mujeres, podemos lograr”, estoy convencida de que hoy esta afirmación desde el ámbito empresarial cobra más fuerza que nunca. Durante décadas, el sector energético ha sido el reflejo de los desafíos que enfrentamos las mujeres en el mundo laboral, pero también ha sido escenario de nuestras conquistas. Hoy, nuestra presencia no solo es una realidad, sino una revolución cada vez más visible y poderosa que está transformando el rumbo de esta industria y muchas otras.
Después de más de 3 años de asumir un rol de liderazgo en esta industria, puedo asegurar que la equidad de género dejó de ser un ideal lejano y una lucha solamente de mujeres, pues los hombres cada día son más conscientes de que este propósito debe ser conjunto. La diversidad en las organizaciones no solo enriquece la toma de decisiones, también impulsa la innovación, la sostenibilidad y la competitividad a nivel corporativo.
Sin embargo, a pesar de los avances, las cifras muestran que el camino por recorrer sigue siendo largo. Tan solo en Colombia, el 23,1 por ciento de los puestos en juntas directivas de empresas que cotizan en la Bolsa de Valores están ocupados por mujeres. Mientras tanto, en el sector energético la participación en cargos de alta dirección es de apenas el 10 por ciento. A nivel global, la situación no es mejor, pues solo el 15 por ciento de los roles ejecutivos en el sector energético son ocupados por mujeres. Pero lejos de desmotivarnos, estas cifras refuerzan la urgencia de ir más allá de la cuota.
En América Latina, solo el 32 por ciento de las mujeres ocupan puestos gerenciales en todas las industrias. En sectores clave como ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, denominados STEM por sus siglas en inglés, la participación cae al 25 por ciento. En Colombia, aunque el 53 por ciento de la población universitaria son mujeres, solo el 18 por ciento de las egresadas en carreras técnicas y científicas logran ejercer en su campo. Más que una cuestión de equidad, cerrar estas brechas es una estrategia empresarial inteligente y necesaria para afrontar los retos del futuro.
La conversación alrededor del liderazgo femenino en el sector empresarial no debe limitarse exclusivamente a la equidad, también debe visibilizar sus impactos tangibles. Por ejemplo, la diversidad de pensamiento en la toma de decisiones ha demostrado su valor al impulsar la productividad y la sostenibilidad de todas las organizaciones. Desde el sector del gas natural, la estrategia de equidad de género y empoderamiento femenino se basa en el desarrollo de programas de formación técnica, desarrollo profesional y mentoría, lo que ha permitido cerrar brechas de género y ampliar la participación femenina en áreas estratégicas de las empresas.
Las mujeres, tradicionalmente hemos tenido desafíos adicionales a los de los hombres, relacionados con las tareas del hogar y el cuidado de los hijos, que a menudo se confunden con barreras para ejercer posiciones directivas o de alto nivel. Pero lejos de ser una barrera, estos desafíos fortalecen nuestras oportunidades. Por ejemplo, ser madre nos enseña la importancia de la paciencia y de tener una visión a largo plazo. Ser hija y esposa fortalece nuestras habilidades de colaboración y comunicación. En mi caso particular, cada uno de estos roles han moldeado mi estilo de liderazgo, permitiéndome inspirar con mis ideas y sumar más voces que ayuden a fomentar el cambio. Estos desafíos de ser madre, esposa e hija se han convertido en mi mayor fortaleza a la hora de liderar.
No es casualidad que siete de las diez habilidades profesionales del futuro identificadas por el Foro Económico Mundial estén relacionadas con estas competencias. Hoy la pregunta no es si estamos preparadas para liderar, sino cuánto podríamos avanzar si el camino estuviera realmente abierto para todas.
Este es un llamado para pasar del discurso a la acción, a través de políticas firmes, inversión en formación especializada y oportunidades de liderazgo femenino reales. Desde el sector de gas natural, impulsamos permanentemente programas de networking y desarrollo de habilidades que conectan a más mujeres con oportunidades de crecimiento. Pero no basta con abrir espacios, es necesario transformar la manera en que se valora y promueve el talento femenino en todos los niveles de decisión en todas las empresas. Debemos seguir adelante con determinación y confianza, sabiendo que cada paso que damos allana el camino para las mujeres que vendrán después, pues no hay límites que no podamos superar.
Luz Stella Murgas, presidenta de Naturgas
Fuente: semana