No es un secreto para la humanidad que el papel de las abejas es fundamental en la conservación de la biodiversidad y el medio ambiente.
Las abejas no sólo se dedican a la producción de miel, también se encargan de ejecutar el proceso de polinización para que las plantas produzcan semillas o frutas, y a su vez se encargan de identificar componentes tóxicos para el aire.
Las abejas son auténticas detectores ecológicos, su cuerpo permite rastrear elementos contaminantes, determinando ciertas dinámicas sobre la calidad del aire, gracias a ellas, se pueden monitorizar los microplásticos.
Un estudio de Science of the Total Environment realizado en Dinamarca con miles de abejas obreras permitió determinar que en sus pelos retienen microplásticos, específicamente 13 polímeros sintéticos diferentes.
¿Qué son los microplásticos?
Son fragmentos de plástico que miden menos de cinco milímetros, lo cual hace más complejo su manejo como desecho contaminante, explica la revista de divulgación científica de la Universidad Javeriana, Pesquisa.
Aunque el fenómeno de los microplásticos viene siendo estudiado hace años, este hallazgo, dicen los expertos, podría dar luces sobre cómo estos contaminantes del aire se transportan.
Lo que aún está por definir es cómo afectan los microplásticos a estos insectos: si bien, no se puede establecer como una causa directa de muerte, pruebas científicas hablan de “riesgos considerables para la salud”.
¿Por qué es importante la calidad del aire?
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la contaminación del aire representa un importante riesgo medioambiental para la salud tanto animal como humana.
“Mediante la disminución de los niveles de contaminación del aire los países pueden reducir la carga de morbilidad derivada de accidentes cerebrovasculares, cánceres de pulmón y neumopatías crónicas o agudas, entre ellas el asma”, dice la OMS.
Por esta razón, las industrias deben implementar políticas que contribuyan a mejorar la calidad del aire. En el caso del gas natural se reduce en casi su totalidad las emisiones de material particulado, uno de los principales culpables de más de cuatro millones de muertes prematuras.