Saidbek Mamatkobílov, Investigador principal del Instituto de Estudios Estratégicos e Interregionales de la Presidencia de Uzbekistán.
· Por Saidbek Mamatkobílov, Investigador principal del Instituto de Estudios Estratégicos e Interregionales de la Presidencia de Uzbekistán
Por ejemplo, Kazajistán y Turkmenistán poseen la mayor parte de los recursos de hidrocarburos de la región, lo que no solo cubre sus necesidades internas, sino que también permite aumentar su potencial exportador. Kazajistán cuenta con reservas probadas de petróleo de aproximadamente 4,4 mil millones de toneladas y mantiene una cooperación activa con Rusia y países europeos para la exportación de crudo a través del mar Caspio. En 2023, las exportaciones superaron los 70 millones de toneladas de petróleo, lo que representa el 78% de su producción total de 90 millones de toneladas.
Turkmenistán, por su parte, alberga algunas de las mayores reservas de gas natural del mundo. Según el informe World Energy 2023, los recursos probados de gas en el país ascienden a 13,6 billones de metros cúbicos, ubicándolo en el cuarto lugar mundial después de Rusia (37,6 billones), Irán (32,1 billones) y Catar (24,7 billones). Sin embargo, según estimaciones turcomanas, las reservas reales alcanzarían los 50 billones de metros cúbicos. En 2023, Turkmenistán produjo 80,6 mil millones de metros cúbicos de gas natural, de los cuales 48 mil millones (60%) fueron exportados.
Por otro lado, Kirguistán y Tayikistán poseen abundantes recursos hídricos. Según la Agencia Internacional de Energía, Tayikistán ocupa el octavo lugar mundial en potencial hidroeléctrico, con una capacidad potencial de generación de aproximadamente 527 mil millones de kWh, de los cuales 317 mil millones de kWh son técnicamente aprovechables.
El proyecto más significativo en este ámbito es la central hidroeléctrica de Rogún, que contará con seis unidades generadoras con una capacidad total de 3.600 MW y una producción media anual de 13,8 mil millones de kWh. Su costo total se estima en 9.000 millones de dólares, con un plazo de finalización previsto para 2032.
Kirguistán también dispone de importantes recursos hidroeléctricos y ocupa el tercer lugar en la Comunidad de Estados Independientes (CEI) en términos de potencial hídrico, después de Rusia y Tayikistán. Sus hidroeléctricas generan el 93% de la electricidad del país. Actualmente, Kirguistán opera dos centrales térmicas y más de 30 hidroeléctricas, entre ellas la de Toktogul, que suministra el 40% de la electricidad nacional. Sin embargo, solo utiliza el 10,5% de su potencial hidroeléctrico, estimado en 142 mil millones de kWh anuales.
Uzbekistán, por su parte, se encuentra entre los 20 países con mayores reservas de gas natural, con aproximadamente 1,8 billones de metros cúbicos. No obstante, sus reservas probadas de petróleo son relativamente bajas, con unos 100 millones de toneladas. Además, el país tiene un gran potencial en energías renovables. Según la Agencia Internacional de Energía y la Comisión Económica para Europa de la ONU, el potencial total de energías renovables en Uzbekistán para la generación de electricidad asciende a 2.091 mil millones de kWh, 30 veces más que su consumo anual. Este potencial se debe principalmente a la energía solar, ya que el país disfruta de más de 300 días soleados al año.
Perspectivas del desarrollo de la energía nuclear en Asia Central
El desarrollo de la energía nuclear en Asia Central merece una atención especial. Según estimaciones de expertos, la región posee aproximadamente el 20% de las reservas mundiales de uranio, lo que convierte a la energía nuclear en una opción atractiva para estos países.
Kazajistán y Uzbekistán, las dos economías más grandes de la región, han iniciado la construcción de plantas de energía nuclear para lograr la independencia energética, fomentar el crecimiento económico y reducir la contaminación ambiental.
Uzbekistán ha comenzado la construcción de una planta de energía nuclear de pequeña escala. En mayo de 2024, la Dirección Nacional para la Construcción de Centrales Nucleares y la empresa rusa Atomstroyexport firmaron un contrato para edificar una planta con seis reactores de 55 MW cada uno, con una capacidad total de 330 MW. La planta estará ubicada en la región de Jizzakh, cerca del lago Tuzkán.
Por su parte, en octubre de 2024, Kazajistán aprobó en referéndum la construcción de una planta nuclear de gran capacidad, que será desarrollada por un consorcio internacional.
Kirguistán también ha mostrado interés en la energía nuclear. En 2022, el gobierno firmó un memorando con la empresa rusa Rosatom para explorar la posibilidad de construir dos plantas de pequeña escala, de 50 MW cada una.
Principales problemas del sector energético de Asia Central
A pesar de sus vastos recursos, los países de la zona enfrentan diversos desafíos, como infraestructuras obsoletas, la necesidad de modernizar sus sistemas energéticos y la falta de coordinación en la gestión de los recursos hídricos y energéticos a nivel interestatal.
Muchos de los sistemas eléctricos fueron construidos durante la era soviética (hace más de 30 a 50 años), lo que provoca baja eficiencia, grandes pérdidas en la red y frecuentes fallos.
Además, los países de la región tienen intereses divergentes en el uso del agua de los ríos Amu Darya y Sir Darya. Los países de la cuenca alta necesitan el agua en invierno para la generación hidroeléctrica, mientras que los países de la cuenca baja requieren su conservación para el riego en verano.
A estos problemas se suma el rápido crecimiento de la población y de la economía en Asia Central, que ya supera los 80 millones de personas, con un aumento anual de 1 millón.
Se prevé que el consumo de electricidad en la zona aumente entre un 30% y un 40% para 2030, lo que requerirá grandes inversiones en infraestructuras energéticas. Solo en Uzbekistán se espera un crecimiento anual del consumo de electricidad del 7%. Actualmente, en Asia Central se producen aproximadamente 250 mil millones de kWh de electricidad, distribuidos de la siguiente manera: Kazajistán – 113 mil millones de kWh, Uzbekistán – 78 mil millones de kWh, Turkmenistán – 23 mil millones de kWh, Tayikistán – 22 mil millones de kWh y Kirguistán – 13,8 mil millones de kWh.
En conjunto, estos factores aumentan la urgencia de modernizar la infraestructura energética.
Los problemas ambientales también tienen un impacto directo en la seguridad energética.
El desarrollo del sector energético basado en fuentes fósiles deteriora el estado del medio ambiente. El uso de carbón en Kazajistán y Uzbekistán genera altos niveles de contaminación del aire, lo que hace necesario un cambio hacia fuentes de energía más limpias.
Además, los países de la región siguen dependiendo de suministros externos, lo que los hace vulnerables a las fluctuaciones de los precios en los mercados globales, obligándolos a buscar formas de diversificar sus fuentes y rutas energéticas.
Estos desafíos requieren un enfoque integral basado en el equilibrio de los intereses nacionales y la cooperación regional.
De las iniciativas nacionales a la sinergia regional: un enfoque integral para la seguridad energética en Asia Central
En este contexto, con el objetivo de garantizar la estabilidad de los sistemas energéticos, los países de Asia Central están llevando a cabo un trabajo continuo tanto a nivel nacional como regional. En particular, cada país de la región desarrolla y aplica estrategias nacionales orientadas a mejorar la eficiencia energética y fomentar el desarrollo de fuentes de energía renovables (FER).
Por ejemplo, Kazajistán, en el marco de su “Estrategia Verde”, impulsa proyectos para el uso de FER y la modernización de la infraestructura con el fin de reducir las pérdidas de energía. Turkmenistán está ampliando su sistema de transporte de gas, centrándose en diversificar las rutas de exportación y fortalecer sus lazos energéticos con los países vecinos.
Kirguistán y Tayikistán están enfocados en atraer inversores para la construcción de nuevas centrales hidroeléctricas y la modernización de las ya existentes, lo que permitirá garantizar un suministro eléctrico estable incluso ante el crecimiento de la demanda.
Uzbekistán, por su parte, está implementando una serie de iniciativas dirigidas a fortalecer la seguridad energética, con la diversificación de fuentes de energía como un elemento clave. Se pone un énfasis especial en el desarrollo de la energía solar y eólica. Para 2030, se prevé que la capacidad instalada de fuentes de energía “verde” alcance los 20 GW (incluyendo parques eólicos, plantas solares, paneles fotovoltaicos y microcentrales hidroeléctricas), con una producción estimada de hasta 50 mil millones de kWh de electricidad al año. Esto permitiría ahorrar alrededor de 25 mil millones de metros cúbicos de gas natural y reducir las emisiones contaminantes en 34 millones de toneladas.
El desarrollo de las FER en Uzbekistán se está llevando a cabo a gran escala. Desde 2019, se han puesto en marcha grandes centrales solares y eólicas con una capacidad total de 3.500 MW, generando hasta 10 mil millones de kWh. Esto ha permitido aumentar la participación de la energía “verde” en el sistema energético hasta el 16%.
También se están realizando esfuerzos a nivel regional. En la actualidad, Asia Central opera y sigue desarrollando un anillo energético unificado. La región no solo es capaz de satisfacer sus propias necesidades, sino también de exportar electricidad a mercados como el sur de Asia y Europa.
El desarrollo de un espacio energético común en Asia Central es una prioridad estratégica, ya que los países de la región poseen importantes recursos energéticos que pueden complementarse entre sí de manera eficiente. Ejemplos exitosos de cooperación regional incluyen la implementación de proyectos como la Central Hidroeléctrica de Kambarata-1 (con una capacidad de 1.860 MW) y la Central Hidroeléctrica de Yavan (140 MW). Además, se han adoptado iniciativas como la Agenda Verde para Asia Central y la estrategia de cooperación regional “Asia Central-2040”, que incluye compromisos para la acción conjunta en el sector energético a fin de garantizar un desarrollo sostenible en la región.
Sin embargo, para llevar a cabo estos ambiciosos proyectos, es necesario adoptar medidas que permitan coordinar esfuerzos para atraer inversiones y fomentar soluciones tecnológicas innovadoras.
En este sentido, el desarrollo de un mercado energético común en Asia Central permitiría aprovechar de manera más eficiente el potencial de la región, mejorar su seguridad energética y posicionarla como un actor clave en el mercado energético global.
No obstante, a pesar de los incentivos y la promoción de las FER, su participación en la matriz energética global solo ha alcanzado el 18,5% en los últimos 50 años, mientras que los combustibles fósiles aún representan el 81,5% de la energía mundial.
Si bien el desarrollo de las FER en Asia Central avanza y tiene un gran potencial, los países de la región no deben depender únicamente de la energía “verde”. Para garantizar la seguridad energética a largo plazo, es necesario continuar desarrollando fuentes tradicionales de energía, incluyendo la exploración de petróleo, gas y carbón.
Para fortalecer la cooperación regional en materia de seguridad energética, se deben priorizar las siguientes áreas clave:
- Implementación de medidas energéticas con un enfoque equilibrado en economía y medioambiente.Esto implica la creación y actualización de estrategias y conceptos a nivel nacional y regional, lo que permitirá minimizar riesgos y aumentar la resiliencia ante los cambios.
- Desarrollo de programas de formación y capacitación en FER.La falta de personal calificado es uno de los principales obstáculos para el crecimiento del sector. En muchos países de Asia Central, hay escasez de especialistas en diseño, construcción y operación de instalaciones de FER, así como ingenieros capaces de adaptar y desarrollar tecnologías locales. Esto genera dependencia de expertos extranjeros, encarece los proyectos y ralentiza su implementación.
- Atracción de inversión extranjera en la modernización de la infraestructura energética y la adopción de nuevas tecnologías.Para acelerar el desarrollo del sector, es fundamental ampliar la cooperación con actores externos bajo el formato “Asia Central+”, lo que facilitaría la llegada de inversiones adicionales, la implementación de tecnologías avanzadas y el desarrollo sostenible del sector energético regional.
- Creación de plataformas multilaterales para la gestión y el uso compartido de recursos energéticos.Los acuerdos regionales sobre la gestión del agua pueden contribuir a una distribución más eficiente de los recursos hídricos y energéticos, además de ayudar a resolver los desafíos en la intersección de los sectores hídrico y energético.
- Fortalecimiento de la cooperación en exploración geológica y aprovechamiento eficiente de los recursos minerales y energéticos.Los acuerdos en esta área pueden contribuir a una explotación más racional de las reservas energéticas, mejorar la cooperación industrial y reducir la dependencia de las importaciones de energía desde terceros países.
En conclusión, la seguridad energética en Asia Central requiere un enfoque integral y una cooperación activa a nivel regional. Abordar estos desafíos garantizará un desarrollo sostenible en la región, aumentará su relevancia estratégica en el escenario global y permitirá un uso más eficiente de sus recursos energéticos.