- Diferentes investigaciones internacionales evidencian una correlación entre la mala calidad del aire y la propagación y letalidad del virus.
- La Universidad de Leicester, por ejemplo, estableció que, además del material particulado fino, otros contaminantes tendrían incidencia en la letalidad, por el riesgo de enfermedades prevalentes.
Bogotá. 25 de noviembre de 2021. Tras más de 20 meses desde la declaratoria oficial de pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), diferentes investigaciones alrededor del mundo han empezado a demostrar la correlación entre la mala calidad del aire y la propagación y letalidad del covid-19.
Entidades como el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal); y las universidades de Harvard, Oxford e, incluso, la Universidad Libre en Bogotá han encontrado evidencia de que el material particulado fino, propio de contextos contaminados, incidiría en una mayor propagación del virus, al adherirse a las partículas de contaminación atmosférica.
Es tal el vínculo entre estos factores que un estudio preliminar de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard estableció que las personas, que han vivido por décadas en
una entorno de altos niveles de material particulado fino, son hasta 8% más proponesas a morir por covid-19 que aquellos en zonas de menor grado de contaminación.
“Si bien es un tema que todavía es materia de estudio, es claro que la mala calidad del aire, especialmente en entornos urbanos, es un problema de salud pública que se ha agravado con la llegada del covid-19. Desde Naturgas invitamos a la ciudadanía y a los alcaldes para que incentiven las alternativas de movilidad sostenible de bajas emisiones que mejoran la calidad del aire y son más costo eficientes para los sistemas de transporte público, “,
destacó Luz Stella Murgas, presidenta de Naturgas.
Cabe recordar que, recientemente, el gobierno nacional firmó la Ley de Gas Combustible, que, en términos generales, busca la masificación del uso del gas en el país. En lo
relacionado con el transporte, establece que los vehículos dedicados a gas natural estarán exentos de restricciones a la movilidad, como el “pico y placa”, y que los impuestos que paguen no podrán superar el 1% del valor comercial del vehículo, así como descuentos en las primas de los seguros SOAT, seguros de responsabilidad contractual y extracontractual Además, garantiza que por lo menos el 30% de los vehículos utilizados para la operación de las flotas de transporte público de pasajeros, y de servicios especiales operen con motores dedicados a gas combustible, lo cual ayudará a mejorar la calidad del aire de ciudades que ya han experimentado emergencias ambientales como Bogotá y Medellín.