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En el piedemonte llanero de Colombia, la excavación más compleja busca renovar una industria que enfrenta declives históricos y grandes desafíos
En una pequeña plataforma cerca de Yopal, Casanare, avanza a paso lento, pero constante, un proyecto que podría cambiar el panorama energético de Colombia. Se trata del pozo Floreña N18, una apuesta estratégica de Ecopetrol para contrarrestar la caída en la producción de gas natural, un recurso que comienza a escasear y que el país ya tuvo que importar desde diciembre pasado para suplir la demanda de los hogares.
Floreña N18 se está perforando desde junio de 2024 y se espera que el trabajo concluya en octubre de este año. Son 16 meses de operación sobre una de las zonas geológicas más exigentes del país, el piedemonte llanero. Allí, la dureza de la roca obliga a perforar apenas 50 centímetros por hora. Alcanzar los 6.000 metros de profundidad, donde se cree que reposan los hidrocarburos, requiere no solo tiempo, sino también tecnología robusta, el taladro en uso es el más potente en operación en Colombia, con 3.000 caballos de fuerza.
La apuesta es ambiciosa. Este pozo tiene un potencial de 250 millones de barriles de petróleo equivalentes, que incluyen gas natural y crudo. El costo total del proyecto bordea los 85 millones de dólares, lo que lo convierte en una inversión crítica para Ecopetrol, que desplazó buena parte de su estrategia hacia esta región tras la disminución sostenida de la producción en campos icónicos como Cusiana y Cupiagua.
Estos dos yacimientos, descubiertos en los años noventa, marcaron un hito en la historia energética del país. Llegaron a producir más de 400.000 barriles equivalentes por día en su mejor momento. Hoy, tres décadas después, su aporte ronda los 80.000 barriles diarios. “Toda nuestra inversión está enfocada ahora en disminuir esa declinación y tratar de que cada vez los volúmenes se conserven lo máximo posible. Nuestras esperanzas están en lo que nos puedan dar las nuevas exploraciones”, afirmó Francy Ramírez, gerente general de producción de gas de Ecopetrol.
A diferencia de otros pozos que se perforan en 30 días en el departamento del Meta, con inversiones más modestas y profundidades menores, los trabajos en el piedemonte exigen logística y recursos mucho mayores. Aun así, Ecopetrol confía en que los resultados justifiquen el esfuerzo. La tasa de éxito exploratorio en la zona es del 40% en los últimos años y, según la compañía, uno de cada cinco pozos pasa a la etapa de explotación comercial.
Camilo Higuera, gerente de exploración continental, señaló que aunque Floreña N18 tiene una probabilidad de éxito geológico del 37%, “no es un mal porcentaje porque es una exploración cercana a campos en operación y estamos aprovechando la plataforma existente; sin embargo, tiene riesgos”. De confirmarse la presencia de gas en volúmenes significativos, Ecopetrol podría anunciar un nuevo descubrimiento en el primer trimestre del próximo año, tras las pruebas de producción correspondientes.
Más allá de este pozo en particular, el piedemonte se convirtió en la zona con mayor protagonismo en la producción nacional de gas. Hoy, el 51% del gas que se consume en el país proviene de allí. Ecopetrol tiene en marcha once proyectos exploratorios en la región y espera que su portafolio le permita compensar las caídas en otros frentes. “Hay muchas cosas que estamos haciendo, hay un buen potencial. Como se trata de proyectos exploratorios, no todos van a ser exitosos, pero con el portafolio que tenemos la posibilidad de crecer es alta”, aseguró Higuera.
Eso sí, el gerente fue claro en un punto, es poco probable que Colombia vuelva a encontrar un yacimiento del tamaño de Cusiana. Sin embargo, la acumulación de pequeños y medianos hallazgos podría ser suficiente para garantizar un suministro estable, especialmente si se acelera la transición hacia una matriz energética más diversa.
Fuente: infobae