El pasado 30 de marzo, Naturgas presentó al Departamento Nacional de Planeación, el estudio llamado “El gas natural como vehículo para elevar el bienestar y reducir la privación energética de los hogares en Colombia”, un análisis liderado por Roberto Angulo, socio fundador de la firma Inclusión Consultoría Para el Desarrollo. Allí revela los beneficios del gas natural para reducir los índices de pobreza en el país.
Para contribuir con soporte a la medición de estos atributos, este estudio se ocupa de explorar los canales a través de los cuales el gas natural puede contribuir al bienestar y a la reducción de la privación energética a través de cuatro capítulos que sustentan que:
- El gas natural es un dinamizador del crecimiento sostenible y habilitador de la transición energética.
- Contribuye a liberar la capacidad de pago en los hogares al ser más asequible que sus sustitutos.
- Contribuye a la seguridad alimentaria. La suficiencia del gas aumenta la seguridad alimentaria al estabilizar los precios de los alimentos y de fertilizantes como la urea.
- Reduce la privación energética. El acceso de los hogares que cocinan con leña a una fuente de energía como el gas natural significa la reducción de privación energética.
- Sustituir la leña por el gas natural como fuente de energía para cocinar es una mejora del bienestar de los hogares en términos del uso de tiempo en actividades remuneradas, aspecto relevante también al reducir brechas de género.
En cuanto a equidad de género, el estudio muestra que, de acuerdo con el DANE, para el año 2020 los hombres dedicaron en promedio 1 hora y 1 minuto al día en actividades no remuneradas relacionadas con el suministro de alimentos, mientras que las mujeres dedicaron 2 horas y 2 minutos, es decir el doble del tiempo que los hombres.
Según el ENUT, al revisar el porcentaje de personas que no tiene servicio de gas natural y participan en las actividades de recoger leña y llevar a sus hogares combustibles para cocinar, se observó que el 2,8 % recoge leña para su uso en la casa y el 1,9 % recoge otros combustibles para cocinar, utilizando en promedio una hora y 13 minutos y una hora y 12 minutos al día respectivamente. Mientras que, cuando el hogar tiene acceso a gas natural, sólo el 0,1 % de las personas participa en estas actividades.
Mejorar la fuente de energía para cocinar, no solo reduce la pobreza multidimensional, sino que alivia el tiempo que dedican las personas al trabajo no remunerado, así como la excesiva carga en las actividades no remuneradas limita sus oportunidades laborales y afecta el crecimiento económico del país.
Por otro lado, el estudio expone que en 2021 el promedio del gasto per cápita de un hogar que utiliza gas natural como combustible para cocinar en las zonas urbanas e intermedias es de $6.951, mientras que esa cifra para el caso de un hogar que usa GLP equivale a $28.438. Es decir, en promedio un hogar que usa GLP en las zonas urbanas e intermedias tiene un gasto per cápita en combustible para cocinar 4 veces mayor a ese gasto per cápita de un hogar que usa gas natural.
Una conversión de GLP a gas natural en estas zonas implicaría que los hogares que cocinan con éste pasarían a enfrentar un pago por persona de $7.448, lo cual implicaría una liberación de gasto del orden de $62 mil pesos para el total de hogares en promedio, $52 mil para los hogares pobres y $70 mil para los vulnerables.
Finalmente, el estudio arroja 7 recomendaciones que se deberían implementar para eliminar las limitaciones en el acceso a energía:
- Revisar cada año la decisión sobre la suficiencia de los contratos de exploración de gas natural.
- Gestionar inversiones estratégicas y asegurar mecanismos de financiación que garanticen la seguridad del suministro y la confiabilidad.
- Gestionar inversiones estratégicas y fuentes de financiación para la expansión de cobertura en municipios priorizados.
- Revisar y rediseñar el marco de la Consulta Previa con el objetivo de garantizar seguridad y estabilidad de los acuerdos.
- Modificar el esquema tarifario del transporte de gas natural por gasoducto para que la tarifa no dependa de la distancia del usuario a la fuente de producción o suministro.
- Ajustar la regulación del FECF / Fonenergía: i) Incluir la posibilidad de financiar expansiones y no solo proyectos nuevos y ii) Eliminar los topes de subsidio a la conexión a la red de distribución de gas natural e incluir la instalación interna del inmueble.
- Articular con sectores como el de vivienda, inclusión social y reconciliación, transporte, salud, entre otros, de tal manera que los programas sociales le apuesten al gas natural como instrumento para mejorar las condiciones de vida de la población.
En conclusión, explotar el potencial del gas natural como energético con atributos sociales, requiere de un esfuerzo importante de todos los actores públicos y privados, y elevar el acceso al gas natural a los hogares pobres y vulnerables de Colombia requiere remover barreras en un trabajo articulado.
El estudio de Roberto Angulo sustenta estos y más puntos claves para el desarrollo social, económico y la descarbonización de Colombia.
Conozca su análisis completo aquí.