El mundo atraviesa una situación paradójica. Mientras se alienta la descarbonización de las economías y la necesidad de acelerar la transición energética global, existe una tensión con la necesidad de garantizar la seguridad energética y, en el caso de países como Colombia, de reducir la pobreza ‘energética’ que hace que 1,6 millones de familias aún cocinen con leña.
¿Cómo resolver esa ecuación? ¿Qué pasos debe dar un país como Colombia, cuyo sector externo depende de la exportación de materias primas derivadas de la economía extractiva? Y más importante aún, ¿qué medidas deben tomarse para evitar un desabastecimiento de gas a partir de 2025 como ya lo han advertido varios expertos y gremios?
Para Luz Stella Murgas, presidente de Naturgas, es fundamental que el país aproveche todos los recursos disponibles en el territorio sin descartar las fuentes externas, es decir, las importaciones, para cumplir con dos objetivos esenciales:
Primero, acelerar la transición energética utilizando estos recursos para descarbonizar sectores que, en el corto plazo, pueden presentar reducciones efectivas de emisiones, lo que de paso ayude al país a cumplir con los compromisos que tiene al 2030 y el 2050 frente al cambio climático.
Segundo, al tiempo que avanza en la transición, mantener la seguridad energética para lo cual resulta fundamental desarrollar los 13 descubrimientos de gas natural costa afuera y en tierra que pueden hacer al país autosuficiente, un objetivo que requiere un trabajo articulado para que las licencias, consultas previas e inversiones se den oportunamente, con el fin de acelerar e incrementar la exploración y producción.
Según Naturgas, Colombia tiene una de las mejores coberturas de acceso a energía de la región, con un 97% de energía eléctrica y un 67% de gas natural. Un informe del gremio revela además que, en los últimos 3 años, la producción promedio de gas natural ha alcanzado los 1.050 GBTUD, donde los departamentos con mayor producción total son Casanare (55%), Córdoba (16%) y La Guajira (11%).
“El gas natural es clave porque en el confluyen ciertos atributos que permiten cumplir con ambos objetivos además de una verdadera transformación social”, explica la presidente del gremio que esta semana realiza su conferencia anual en Cartagena, denominada Semana Arpel & Naturgas 2024.
Carlos Garibaldi, presidente de la Asociación regional de empresas de petróleo, gas y energías renovables en Latam y el Caribe, Arpel, destaca la tensión que plantea la necesidad de garantizar la seguridad energética al mismo tiempo que el crecimiento demográfico y económico aumenta la demanda de energías fósiles en el mundo.
“Lamentablemente las energías renovables no convencionales como la eólica y la solar hoy solo contribuyen con algo más del 3% de la matriz energética primaria global, mientras que los hidrocarburos aportan un 55% y los fósiles en general el 82%”, explica el directivo.
Para superar esa encrucijada, Garibaldi plantea que tiene que haber cierto pragmatismo y garantizar todas las fuentes de energía en paralelo mientras las renovables van madurando y venciendo sus barreras para tomar el timón.
“Por ejemplo, ni en el escenario de descarbonización de la AIE más agresivo, que es el de cero emisiones netas para 2050, se puede prescindir en la matriz energética del petróleo y el gas”, explica el directivo en diálogo con Forbes. “El gas es el combustible ideal de la transición energética porque tiene muchas menos emisiones que el petróleo y el carbón y tiene sinergias con las renovables”.
EL PAPEL CLAVE DEL GAS NATURAL
El año pasado, Naturgas realizó el ejercicio de medir la huella de carbono de toda la industria del gas natural, desde la producción hasta la distribución de los hogares y encontró que el sector solo emite el 1% del total de gases de efecto invernadero del país.
“De los 279 millones de toneladas que emite Colombia de gases de CO2 equivalente, la industria del gas natural genera 2.8 millones de toneladas”, explica Luz Stella Murgas.
El estudio reveló otros efectos positivos del gas natural: la reducción de las emisiones de material particulado fijo. “En el transporte, cuando comparamos el uso de combustibles líquidos tradicionales con el gas natural, éste último las reduce hasta en 99%, una cifra muy cercana los vehículos eléctricos que reducen hasta el 100%”.
Como resultado de ello, Naturgas sostiene que el gas natural está llamado a brindar el respaldo y a mantener seguridad energética frente a la intermitencia del sol y el viento, especialmente en coyunturas como la actual en la que el país enfrenta el Fenómeno de El Niño.
Sobre el plan para garantizar la seguridad energética, Murgas destaca que Colombia tiene hoy proyectos en ejecución tanto de exploración y producción en áreas continentales como descubrimientos en áreas costa afuera que, de desarrollarse y materializarse en los cronogramas previstos, garantizarían el abastecimiento de la demanda.
A pesar de ello, la directiva explica que el país no puede prescindir de fuentes externas, como lo ha demostrado el papel clave que juega la planta de regasificación de Cartagena -SPEC- desde 2016, que importa gas licuado para las térmicas.
“Se ha hablado de una planta en el Pacífico, ya que la única forma de llevar gas a la regiòn desde el interior del país o desde la Costa es un único tubo de TGI que llega a Yumbo”, explica Murgas y agrega que también existe la posibilidad de construir otra planta de regasificaciòn en la Guajira costa afuera.
A la fecha, el gobierno ha privilegiado la opción de importar gas desde Venezuela, ante lo cual Murgas dice – sin descartar esa posibilidad- que es clave centrar las expectativas en fuentes ciertas que garanticen la entrega de gas en firme.
“Con Venezuela existe una infraestructura, pero hoy no hay viabilidad jurídica porque hay una restricción para poder comercializar gas desde y hacia Venezuela”, explica la directiva gremial.
A lo anterior, se añaden retos operativos que afectan la viabilidad es la económica y la operativa de importar el combustible desde el vecino país.
“Tenemos un gasoducto que se dejó de operar desde 2015 y que hay que recuperarlo para habilitar el transporte del gas de Venezuela a Colombia”, recuerda.
Por ello, concluye Murgas, si se quiere traer grandes volúmenes de gas desde Venezuela hay que construir una nueva infraestructura que una al gasoducto Antonio Ricaurte -en la estación Ricaurte- con el principal campo de producción que es Cardón 4.