Esta semana se cumplía un año del inicio del conflicto en Oriente Próximo. El 7 de octubre, con los ataques de Hamas y la respuesta militar de Israel saltaron por los aires las posibilidades de cooperación en la zona en materia energética. Y es que las reservas de gas del Mediterráneo Oriental estaban produciendo tímidos acercamientos entre países; ejemplo de ella fue la creación en 2019 del EastMed Gas Forum, organización destinada a controlar el desarrollo del gas natural en la que participaban Chipre, Egipto, Grecia, Israel, Palestina y Jordania.
El de Tamar a 90 km al oeste del puerto de Haifa se encuentra a 5.000 metros bajo el nivel del mar. Sus reservas estimadas rondan los 389 BCM (389.000 millones de metros cúbicos). La explotación la inició Noble Energy, con ayuda financiera de P Morgan y Citigroup de EE UU, o Barclays y HSBC de Reino Unido) y actualmente es Chevron quien controla un 30% de las reservas (compró Noble Energy en 2020). Gracias a este yacimiento el gobierno israelí firma el primer acuerdo de exportación de gas natural, en este caso con Jordania (también exporta a Egipto, a pesar de la oposición ciudadana en ambos países árabes). Además, «es el más delicado, porque está al alcance de la artillería de Hamas y ha sufrido varios parones de producción: estuvo cerrado un mes al inicio de la guerra (suceso que afectó sobre todo a Egipto también porque Israel cambió su estrategia energética para asegurarse cubrir su consumo interno), y se ha vuelto a cerrar hace unos días tras los ataques iraníes», afirma Gonzalo Escribano, catedrático de Economía Aplicada en la UNED y director del programa de Energía y Clima del Real Instituto Elcano.
El yacimiento de Leviatán es considerado uno de los mayores descubrimientos de gas en aguas profundas del mundo en una área de 330 km2 a 120 kilómetros al oeste de Haifa. Chevron, empresa que cuenta con una participación del 39,66%, acaba de anunciar que detiene sus planes de ampliación de explotación de este yacimiento del que se asegura que tiene capacidad para abastecer las necesidades energéticas de Israel durante 40 años. Las exportaciones a Egipto y Jordania iniciaron en 2019, pero también de aquí saldría el gasoducto del proyecto EastMed (considerado de interés comunitario) que partiendo de Israel llevaría gas natural a partir de 2028 por todo el Mediterráneo hasta Italia pasando y alimentándose también de las reservas encontradas en Chipre, Grecia y Egipto. Una zona de aguas en permanente conflicto que ha llevado al reciente anuncio de Chevron de paralizar los trabajos también en el yacimiento de Chipre.
Alternativa al gas ruso
La comisión de Ursula von der Leyen firmó un acuerdo en 2022 con Israel para convertir el país en nuevo suministrador de gas natural para Europa en su búsqueda de independencia del gas ruso (además hay empresas europeas que cuentan con permisos de explotación de estas reservas). «Es verdad que se importa poco ahora mismo, pero hay que tener en cuenta circunstancias derivadas que se van sumando. Ahora Egipto pasa a ser competidor de la UE en compra de gas. Además, si hay problemas con las exportaciones de Qatar los números serían importantes. Y esto depende de lo que pase en el Estrecho de Ormuz», dice Escribano.
Mención aparte merece Gaza Marine, un yacimiento que fue descubierto ya en 1999, pero que ha estado bajo control israelí debido a su temor de que la explotación por parte de Palestina sirviera para alimentar las arcas de Hamas. Gaza Marine, que se encuentra a unos 30 km de la costa gazatí contiene unos 30 bcm de gas. En 2023 hubo un intento de acuerdo de explotación conjunta con Palestina, para que parte del gas sirviera para aliviar la pobreza energética de Gaza y otra parte se exportara a Egipto, pero con el estallido del conflicto «ha saltado por los aires cualquier posibilidad de acuerdo», dice Escribano.
En el norte hay otros dos yacimientos: Qana y Karish. Suponen otro punto importante en la historia de encuentros y desencuentros en esta zona. En 2022 Líbano e Israel firmaron un acuerdo para su explotación conjunta, en la que Líbano podría disfrutar de la explotación al norte de línea 23 incluido Qana, mientras Israel se quedaba como el yacimiento de Karish. Fue un hito que contó con la mediación de EE UU y que se hizo en un contexto de falta de relaciones entre ambos países, Líbano de hecho no reconoce Israel. Sin embargo, este pasado 29 de septiembre el ministro de Energía de Israel Eli Cohen confirmaba que el país quiere suprimir el acuerdo, del que dice fue un grave error.
Estrecho de Ormuz
La expansión del conflicto hacia Irán deja una nueva preocupación: ¿estamos ante una crisis que puede afectar a la economía global? En juego está el paso del Estrecho de Ormuz, que Irán amenaza con cerrar. Por aquí pasa el gas de Qatar y también entre el 20 y 30% de la producción mundial de petróleo (en esta región se encuentran cinco de los 10 mayores productores de crudo). Una situación que se suma a los problemas derivados de los ataques de la milicia de Yemen en el Mar Rojo que ya ha afectado a las rutas del petróleo y de productos como baterías de coche o módulos fotovoltaicos (además ha disparado las emisiones del transporte que ahora debe rodear el cabo de Buena Esperanza). «Los problemas en el Mar Rojo han distorsionado la logística del petróleo y ahora se pueden abrir diferentes panorama en función de lo que haga Israel. Si son ataques a refinerías, igual no afecta a los barriles de crudo, pero si Irán cierra este paso, se pondría en peligro los barriles. Aún así, es importante señalar que llevamos un año de guerra, ha pasado de todo y, sin embargo, no ha tenido muchas repercusión en el precio del gas y el petróleo hasta ahora», concluye Escribano.
Paneles solares en Gaza
La situación de Gaza antes del conflicto era ya de pobreza energética. Parte del combustible que alimentaba la franja a través de un central de fueloil venía de Qatar y, otra parte de las necesidades se cubrían por importaciones de electricidad de Israel. Pero esto «solo cubría un tercio de la demanda. No puedes conservar medicinas ni estudiar o navegar por internet durante gran parte del día», dice Escribano. La incapacidad de Hamás para resolver el problema llevóa a una serie de protestas durante 2023 en la franja. «Estas dificultades han impulsado soluciones alternativas descentralizadas: la energía solar fotovoltaica. La instalación de paneles solares en tejados se inició por iniciativa privada, pero rápidamente se extendió a numerosos negocios y proyectos de cooperación internacional. China, Alemania, Qatar, el Banco Mundial han financiado instalaciones que habrán desaparecido bajo las bombas».