Luz Stella Murgas, presidenta de este gremio, se refirió al panorama de la seguridad energética en Colombia, y enfatizó en la urgencia de avanzar en el desarrollo de proyectos de exploración de gas, así como en la producción de gases renovables para la transición energética.
El gas natural es un activo fundamental para la seguridad energética del país y la transición energética a mediano plazo. Así lo explica Luz Stella Murgas, presidenta de la Asociación Colombiana de Gas Natural (Naturgas), gremio que agrupa al 98 por ciento de compañías productoras de este energético en Colombia.
Sin embargo, los expertos advierten que el país se encuentra en un escenario de escasez de gas natural. Ante este panorama, Colombia ha vuelto a importar este energético para garantizar su suministro en hogares y empresas. Según Murgas, desde los primeros días de diciembre “estamos consumiendo gas importado”.
Entre las razones, señaló que se reactivaron los suministros de contratos condicionados al precio de energía en bolsa desde septiembre de 2024. “Esto permitió que durante el mes de diciembre tengamos garantizado el suministro”.
Desde el gremio explicaron que el país pasó de comprar gas natural bajo un contrato a tres años, a cubrir los faltantes de este combustible a corto plazo. En palabras de Luz Stella Murgas, “pasamos a comprar un huevo día a día, en lugar de comprar la canasta completa”.
“Necesitamos la regulación definitiva para comercializar gas importado a largo plazo para tener mejores precios. Necesitamos comprar a largo plazo, no semana a semana o mes a mes. La condición de escasez nos ha llevado a ese punto, pero lo ideal es revertir esa tendencia”, advierte Murgas.
En ese sentido, enfatiza que “la verdadera seguridad energética del país, pensando a mediano plazo, está en anticipar y acelerar los proyectos de exploración y producción, tanto en tierra como costa fuera, para reducir las cantidades de gas importado que nos estamos viendo obligados a consumir”.
Otro de los llamados de la cabeza del gremio es la creación de incentivos y medidas para estimular la inversión en aspectos como infraestructura de gas, especialmente en transporte. Asimismo, Murgas propone anticipar la comercialización del gas proveniente del mar Caribe, “con el ánimo de que las compañías que operan esos proyectos puedan tomar las decisiones de inversión tanto en el gaseoducto como en la planta de tratamiento, lo que nos permitiría contar con ese gas en el mediano plazo”.
A largo plazo, el mensaje de la presidenta del gremio también es claro: “necesitamos cubrir y tener distintas opciones de fuentes de gas natural, tanto locales como de afuera, porque es la única manera en que tendremos seguridad energética, mientras recuperamos la soberanía”. Por ello, desde el gremio, instan a duplicar para 2040 la demanda de gas con el objetivo de desplazar los combustibles más contaminantes de la matriz energética.
Precisamente, Sirius 2, la mayor reserva de gas en la historia del país —ubicada a 77 kilómetros de Santa Marta— es quizás una de las apuestas más ambiciosas por la soberanía energética de Colombia. Así lo cree Luz Stella Murgas, quien se refiere al descubrimiento de este pozo como un “proyecto estratégico y de interés nacional”.
Para la presidenta, el potencial de Sirius-2 es comparable al descubrimiento del pozo Chuchupa, en La Guajira, “campo de extracción que permitió la masificación del servicio de gas en Colombia”.
Gas natural: crucial para la transición
El gas natural es, sin duda, crucial para los procesos de transición energética en Colombia. La presidenta de Naturgas explica que, al ser un energético de bajas emisiones en comparación con combustibles tradicionales, permite “propiciar seguridad energética, mientras se avanza hacia la transición a energías más limpias”.
Por ejemplo, en el caso de la energía eólica y solar ( fuentes intermitentes), el gas natural está, según ella, “llamado a darles respaldo con el objetivo de mantener la confiabilidad en la prestación del servicio de energía eléctrica”. Asimismo, se trata de un combustible fósil de bajo impacto ambiental clave para la descarbonización de sectores como el de transporte, donde podría sustituir el uso de gasolina y diesel mientras se avanza en la adquisición de vehículos eléctricos, así como en la construcción de su infraestructura de recarga.
De hecho, según el Informe Huella de Carbono de la Cadena de Valor de Naturgas, publicado el pasado 21 de octubre, en 2023 hubo una reducción de 8,7 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero en la extracción, producción, distribución y comercialización de este combustible.
Además del gas natural, Colombia debe apostar por los gases renovables como el biogás y el biometano. Para Murgas, su producción puede ser una herramienta para reducir la pobreza energética en zonas rurales, “donde todavía hay familias que cocinan con leña que no han hecho la primera transición energética”.
La visión de la líder del gremio es que este tipo de proyectos, tanto a pequeña como a gran escala, encajan perfectamente en la figura de las Comunidades Energéticas, impulsadas por el Gobierno nacional. El llamado, señala, es la construcción de una hoja de ruta similar a la que ya se tiene con otros tipos de energías con potencial de crecimiento en el país.
“El desarrollo de gases renovables también es una apuesta para descarbonizar la industria del gas natural, pero también para reducir la pobreza energética en Colombia”, reconoce Murgas.
Por ejemplo, en Itagüí, Empresas Públicas de Medellín (EPM), afiliada al gremio, lidera la transición hacia el biometano con la inauguración de la primera planta de este combustible renovable en Colombia. La planta, que aprovecha el biogás generado a partir del lodo de las plantas de tratamiento de aguas residuales, tiene el potencial para beneficiar a cerca de 40.000 hogares y reducir la emisión de 12.000 toneladas de CO2. En Bello, Antioquia, también se adelantan proyectos de aprovechamiento de biogás para la producción de hidrógeno, beneficiando a 1.900 familias.
Diversificar y acelerar la transición
Según la presidenta de Naturgas, “necesitamos tener una combinación de diversificación de fuentes para que al tiempo que vayamos acelerados hacia la transición energética, mantengamos la seguridad energética”. En ese sentido, Luz Stella Murgas, insiste en que es fundamental entender la condiciones del país, aprovechar los recursos naturales disponibles y activar incentivos para alcanzar un propósito común: “mantener la seguridad energética, a la vez que transicionamos a energías más limpias”.
Para Murgas, el reto está en trabajar de manera articulada para destrabar los cuellos de botella, porque “estamos en el momento perfecto” para la transición energética, sin perder de vista que el objetivo es que el proceso sea lo más favorable en términos económicos para la gente.
Según el Índice De Pobreza Energética Multidimensional (IPEM), en 2022 hubo 8.7 millones de colombianos en situación de pobreza energética y, en 2023, la cifra se redujo a 8.4 millones. En medio de este panorama, Murgas advierte que la transición energética no debe afectar el bolsillo de la población.
“La transición energética es de todos. No le pertenece a un gobierno, comunidad o empresa en particular”, concluye la presidenta del gremio.
Fuente:https://cambiocolombia.com