La pobreza energética es uno de los grandes retos sociales y ambientales del siglo XXI. Millones de personas en el mundo carecen de acceso a fuentes de energía seguras, asequibles y sostenibles, lo que limita su calidad de vida y sus oportunidades de desarrollo. En este contexto, el gas natural emerge como un aliado clave en la lucha contra esta problemática, especialmente en países como Colombia, donde su impacto ya es evidente.
La pobreza energética se refiere a la incapacidad de acceder a servicios energéticos esenciales, como la calefacción, la iluminación y la cocción. Este fenómeno no solo afecta el bienestar físico y mental de las personas, sino que perpetúa desigualdades sociales y económicas.
En Colombia, según cifras oficiales, más de 1.4 millones de hogares todavía cocinan con leña, un combustible que genera altos niveles de contaminación y que es responsable de enfermedades respiratorias crónicas, especialmente en mujeres y niños. Además, el uso de leña contribuye a la deforestación y a la degradación ambiental.
Hoy, el gas natural es el energético más usado para la cocción de alimentos en el país y tiene el potencial de llegar a buena parte de los hogares que aún dependen de la leña. Su capacidad de transformar vidas y proteger el medio ambiente lo convierte en un pilar esencial para un futuro más equitativo y sostenible.
Este recurso, como combustible limpio, seguro y económico, se posiciona como una solución inmediata y viable para combatir la pobreza energética. Su implementación no solo mejora la calidad de vida de las familias, sino que contribuye a la sostenibilidad y al medio ambiente.
Según datos de Naturgas, en colaboración con la consultora INCLUSIÓN S.A.S, la expansión del servicio de gas natural podría:
- Sacar a 2.3 millones de personas de la condición de privación energética.
- Reducir la pobreza energética para 758 mil personas.
- Convertir a 6.9 millones de usuarios de GLP (gas licuado de petróleo) a gas natural, generando beneficios para la salud de las personas y en el medio ambiente.
Además, en 2023, 13 mil hogares dejaron de cocinar con combustibles contaminantes, un avance que invita a reconocer el potencial del gas natural en la transformación de vidas y promover un desarrollo más equitativo.
El gas natural, asimismo, trae consigo importantes beneficios:
- Salud y bienestar: El uso de gas natural elimina la exposición al humo tóxico generado por la leña, reduciendo la posibilidad de contraer enfermedades respiratorias, mejorando la calidad de vida de las personas.
- Ahorro económico: Al ser más eficiente y accesible, el gas natural permite a las familias ahorrar dinero que pueden destinar a otras necesidades básicas.
- Reducción de la huella ambiental: El gas natural emite menos dióxido de carbono y otros contaminantes en comparación con los combustibles tradicionales, contribuyendo a mitigar el cambio climático.
- Impulso al desarrollo: La expansión de redes de gas natural genera empleo y fomenta el crecimiento económico, especialmente en zonas rurales y urbanas marginadas.
El desafío de erradicar la pobreza energética necesita de la colaboración de todos los sectores: gobierno, industria, organizaciones sociales y comunidades. En este esfuerzo, el liderazgo de entidades como Naturgas es fundamental para garantizar que más colombianos tengan acceso a una energía limpia, segura y sostenible.
La lucha contra este fenómeno que dificulta el desarrollo y merma la calidad de vida de las personas es, en esencia, una lucha por la dignidad y el bienestar humano. El gas natural, con su versatilidad y beneficios, es una herramienta poderosa para cerrar las brechas sociales y energéticas en Colombia. Ahora, más que nunca, es momento de apostar por soluciones que no solo iluminen hogares, sino también futuros.