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La importación de gas natural ya le cuesta a Colombia entre 7 y 15 billones en los últimos cinco años y enfrentaría sobrecostos adicionales.
Durante la presentación de su informe anual sobre el sector del gas natural, Promigás alertó que la dependencia de Colombia de las importaciones de este energético ya representa costos elevados y que, si proyectos estratégicos como Sirius no entran en operación en los plazos previstos, el impacto financiero será aún mayor hacia el final de la década.
El presidente de Promigás, Juan Manuel Rojas, explicó que la ausencia de nuevas exploraciones y explotaciones en los últimos años ha significado pérdidas de entre 7 y 15 billones de pesos en cinco años. Este valor corresponde al costo de oportunidad de depender de gas importado para atender la demanda interna.
A junio de 2025, el país importaba 173 millones de pies cúbicos diarios de gas no destinado al sector térmico, mientras que en 2024 esa cifra había alcanzado los 224 millones de pies cúbicos diarios.
Rojas señaló que el futuro del proyecto Sirius, el operado por Ecopetrol y Petrobras, es determinante para reducir la dependencia externa. «Un retraso en su entrada en operación, actualmente prevista para 2030, podría representar costos adicionales entre 4 y 5 billones anuales», detalló.
Pero, incluso con Sirius en marcha, Colombia tendría que importar gas, pues la demanda proyectada para 2030 superaría los 400 millones de pies cúbicos por día, equivalente al 40 por ciento del consumo nacional.
“Si Sirius entra oportunamente, atravesaremos una etapa de importación de cinco o seis años. Con Sirius podríamos triplicar las reservas del país y recuperar el carácter de superhabitarios. Pero no podemos depender solo de ese proyecto: si no sale, debemos recurrir a los no convencionales, donde hay potencial de hasta 30 teras”, afirmó el directivo.
“Vamos a atravesar una etapa de importación de cinco o seis años, pero si Sirius entra en 2031 o 2032, ahí sí se generarían costos adicionales. Sirius triplicaría las reservas del país”, agregó
El informe también advierte sobre pérdidas de demanda en sectores específicos, por ejemplo, en el caso de la industria, reducción sería entre 10 y 20 por ciento por falta de confiabilidad en el suministro.
En el caso del Gas Natural Vehicular (GNV), la caída sería de entre 15 y 25 por ciento en el consumo, lo que podría aumentar costos de transporte y afectar la competitividad frente a otros energéticos.
Promigás estima que estas pérdidas acumuladas superarían el 20 por ciento en ambos segmentos si no se garantiza una oferta estable.
En cuanto a las cifras presentadas por la compañía proyectan un incremento sostenido de las importaciones en los próximos años para 2028, son 299 millones de pies cúbicos diarios, en 2029, son 365 millones de pies cúbicos diarios y en 2030 son 400 millones de pies cúbicos diarios, equivalentes al 40 por ciento de la demanda nacional.
«Más allá de 2034, si no se desarrollan cuencas nacionales como el offshore del Caribe, el Valle del Magdalena o el Piedemonte Llanero, la dependencia de importaciones sería estructural», dijo el directivo.
Para enfrentar este escenario, la empresa sugirió varias medidas como el retomar la exploración y explotación de hidrocarburos, incluyendo pilotos de fracking y yacimientos no convencionales.
“Más que descarbonizar la economía, estamos en camino a volverla a carbonizar”, enfatizó Rojas, al advertir que el déficit compromete la competitividad empresarial.
Además está el optimizar procesos de licenciamiento ambiental y consultas previas para reducir tiempos de ejecución, fortalecer la competitividad fiscal y tributaria, con el fin de atraer inversión y diversificar agentes en el mercado.
En ese mismo sentido apunta que se debe permitir la comercialización del gas de las plantas térmicas hacia la demanda no térmica, como hogares, comercios y transporte.
Según Promigás, los próximos cinco años serán decisivos. De mantenerse la tendencia actual, las importaciones acumuladas costarían al país cerca de 20 billones para 2030, con efectos sobre competitividad, tarifas y seguridad energética.
“El incremento tarifario tiene un impacto directo sobre la justicia social y la equidad energética, al encarecer los costos básicos de los consumidores”, apunto Rojas.
La empresa reiteró que, «sin nuevos proyectos de producción nacional y sin un marco regulatorio que incentive la inversión, la autosuficiencia en gas natural dejaría de ser viable para Colombia».