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Colombia se encuentra en una encrucijada energética que definirá su rumbo para las próximas décadas. En medio de los desafíos de la transición energética y la necesidad de garantizar un suministro estable y ambientalmente responsable, el gas natural se reafirma como una alternativa confiable en el presente y una oportunidad de transición incluyente para el futuro.
La ruta hacia un sistema energético más seguro, sostenible e innovador pasa por aprovechar nuevas tecnologías, diversificar las fuentes de suministro y continuar explorando con responsabilidad. Este momento decisivo nos invita a actuar con visión a largo plazo, generando las condiciones para que el país asegure su abastecimiento y se posicione como un referente regional en la gestión del gas natural.
Seguridad energética: el compromiso de garantizar el suministro
La seguridad energética —la capacidad de garantizar energía de manera continua, asequible y confiable— es fundamental para el desarrollo económico, social e industrial de Colombia. En el caso del gas natural, este principio se traduce en asegurar el acceso estable al servicio para hogares, industrias y generadores eléctricos en todo el país.
Durante los últimos años, Colombia ha dado pasos importantes en este frente:
- Masificación del servicio: Más del 67% de los hogares colombianos hoy acceden al gas natural gracias a una robusta red de distribución, mejorando su calidad de vida y reduciendo el uso de combustibles más contaminantes.
- Diversificación de fuentes: La terminal de regasificación SPEC LNG en Cartagena, con capacidad de 400 millones de pies cúbicos diarios, permite importar gas en momentos de baja producción local o alta demanda, reforzando la flexibilidad y resiliencia del sistema.
- Infraestructura robusta: Las redes de gasoductos construidas por empresas como Promigas y TGI conectan eficientemente los centros de producción con los principales mercados del país.
Sin embargo, para mantener esta seguridad a largo plazo, es necesario fortalecer la autosuficiencia nacional, continuar con la exploración de nuevas reservas —especialmente en el Caribe colombiano— y garantizar un entorno de inversión estable y predecible que permita desarrollar los proyectos necesarios.
Biometano: transformar residuos en energía limpia
Una de las oportunidades más prometedoras para diversificar el suministro de gas natural es el biometano, un gas renovable que se produce a partir de residuos orgánicos de origen agrícola, ganadero, industrial y urbano.
Colombia cuenta con un enorme potencial en esta área, gracias a su vocación agropecuaria y su amplia producción de biomasa. Según estimaciones de la UPME y Naturgas, el país podría generar biometano equivalente a una parte importante de su demanda actual de gas natural. Esto implicaría no solo diversificar el abastecimiento energético, sino también:
- Reducir emisiones de metano provenientes de residuos.
- Resolver problemas de gestión de desechos en sectores como la palma, la caña, los rellenos sanitarios y la porcicultura.
- Aprovechar infraestructuras de transporte y distribución ya existentes.
Hoy ya existen proyectos piloto en marcha, y la Hoja de Ruta del Biometano, impulsada por Naturgas y aliados institucionales, busca sentar las bases para escalar esta solución renovable de forma masiva y sostenible.
Exploración offshore: el Caribe colombiano como motor del futuro energético
Mientras se desarrollan nuevas fuentes renovables, el abastecimiento de gas en Colombia también dependerá del éxito de los nuevos descubrimientos en el offshore del Caribe colombiano, una región que ha ganado protagonismo como la nueva frontera energética del país.
En los últimos años se han confirmado importantes hallazgos de gas natural:
- Gorgon y Uchuva, operados por Shell y Ecopetrol respectivamente, abrieron el camino.
- En 2024, Sirius-2, un pozo operado por Ecopetrol y Petrobras, fue catalogado como el mayor descubrimiento de gas en la historia del país.
Estos descubrimientos tienen el potencial de asegurar el suministro de gas por varias décadas. No obstante, su desarrollo requiere decisiones estratégicas desde ya, dado que la puesta en producción de campos offshore puede tardar entre 4 y 7 años.
Por eso es fundamental agilizar los procesos de licenciamiento ambiental, definir claramente la infraestructura de evacuación y facilitar la inversión nacional e internacional para convertir estos descubrimientos en moléculas disponibles para los colombianos.
Hidrógeno de bajas emisiones y tecnologías CCUS: alianzas para una transición más limpia
Otra pieza clave en la transformación del gas natural es el hidrógeno de bajas emisiones, una solución que Colombia ya está explorando con visión de futuro. A través de procesos de reformado de gas natural con tecnologías de captura, utilización y almacenamiento de carbono (CCUS), se puede producir hidrógeno azul, una fuente energética que contribuye a descarbonizar industrias intensivas sin sacrificar firmeza ni confiabilidad.
Ecopetrol, por ejemplo, ya estudia cómo producir este tipo de hidrógeno en sus refinerías, donde actualmente se genera hidrógeno gris como insumo para procesos industriales. Con la implementación de tecnologías de captura, utilización y almacenamiento de carbono (CCUS), estas mismas instalaciones podrían reconvertirse para generar hidrógeno de bajas emisiones, reduciendo la huella de carbono de sus operaciones. Este enfoque no solo optimiza infraestructura existente, sino que también acelera la transición hacia un ecosistema energético más limpio sin sacrificar competitividad ni confiabilidad.
Tecnologías CCUS: Un aliado clave para el gas del futuro
El uso de tecnologías de Captura, Utilización y Almacenamiento de Carbono (CCUS) se está consolidando como una herramienta esencial para descarbonizar la producción de gas natural y sus derivados. Estas tecnologías permiten capturar el CO₂ emitido en procesos industriales o energéticos y almacenarlo de manera segura en formaciones geológicas profundas, evitando su liberación a la atmósfera.
Colombia ya ha identificado zonas con potencial para desarrollar proyectos de almacenamiento de carbono, y los estudios continúan avanzando con el respaldo de instituciones públicas, la academia y el sector privado. Estas soluciones permitirán que el gas natural siga siendo parte fundamental del portafolio energético del país, reduciendo al mismo tiempo su impacto ambiental.
Avances en exploración offshore: el Caribe colombiano como motor de seguridad energética
Más allá de la innovación en tecnologías limpias, Colombia también avanza en fortalecer su autosuficiencia energética mediante la exploración de nuevos yacimientos de gas natural. La mirada se ha volcado hacia el Caribe colombiano, donde se han realizado descubrimientos clave que podrían cambiar el panorama energético nacional.
Hallazgos como Uchuva (Ecopetrol y Shell), Gorgon (Shell y Ecopetrol) y, más recientemente, Sirius-2 (Ecopetrol y Petrobras), confirman el alto potencial gasífero en aguas profundas. Se trata de recursos estratégicos que podrían garantizar el abastecimiento interno en los próximos años y evitar una mayor dependencia de importaciones.
Aunque su desarrollo implica retos logísticos, técnicos y regulatorios, estos proyectos representan una apuesta firme por la seguridad energética del país. Cumplir con los cronogramas, acelerar los procesos de licenciamiento ambiental y facilitar la infraestructura de transporte serán factores determinantes para convertir estos descubrimientos en moléculas disponibles para los hogares y la industria colombiana.
Colombia: liderazgo responsable en la nueva etapa del gas natural
Colombia no solo tiene la oportunidad de garantizar su seguridad energética, sino también de consolidarse como un referente regional en el uso sostenible y responsable del gas natural como parte de la transición energética. Para lograrlo, es indispensable construir un entorno de confianza para la inversión, la innovación y el desarrollo tecnológico.
Un marco regulatorio claro y estable, que incentive la exploración responsable, fomente la producción de gases renovables y promueva tecnologías limpias como el CCUS, será esencial. Asimismo, se requiere una política pública ambiciosa que facilite los permisos ambientales y sociales, incentive la colaboración internacional, y fortalezca los procesos de investigación y desarrollo local.
El futuro del gas natural en el país está íntimamente ligado a nuestra capacidad de innovar, diversificar y actuar con visión a largo plazo. Con recursos naturales que siguen demostrando su valor estratégico, y un ecosistema tecnológico en evolución, Colombia tiene las condiciones para asegurar su abastecimiento energético, contribuir a la reducción de emisiones y consolidarse como un modelo de desarrollo energético equilibrado.
El camino es claro: seguir explorando de forma responsable, invertir en tecnologías, impulsar los gases renovables como el biometano y el hidrógeno, y garantizar que las decisiones de hoy aseguren el bienestar de las generaciones futuras.