Colombia es un país de consumo medio-bajo de energía per cápita. Esto puede estar asociado a sus niveles de pobreza y en especial a su privación energética, alrededor de 5,4 millones de personas pertenecen a hogares que cocinan con leña, carbón y desechos, lo que equivale al 10,6 % de la población. Aunque la privación energética se concentra en hogares en situación de pobreza y en zonas rurales, las cifras muestran que se extiende a los hogares vulnerables y a las zonas urbanas intermedias. Esto lo evidencia un estudio de Inclusión S.A.S. que funcionó como insumo para la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo.
La pobreza energética no es un fenómeno exclusivo de las zonas rurales. Según la Encuesta de Calidad de Vida del DANE en 2021, el 27,8 % de los hogares en las zonas rurales remotas del país, seguido de un 23,2 % en las zonas rurales cercanas, un 14,1 % en zonas intermedias y el 1,2 % restantes en zonas urbanas, todavía utilizan leña, madera o carbón como fuente de energía para cocinar.
Como se evidencia, cocinar con leña es una práctica común en muchas regiones del país, es una fuente de energía tradicional y accesible, el problema es que su uso causa un impacto negativo en la salud de las personas que la usan y para el medio ambiente.
Algunos riesgos de cocinar con leña:
Contaminación del aire: la combustión de la leña produce humo y emisiones nocivas, como monóxido de carbono, partículas finas (PM2.5) y productos químicos tóxicos. Estos contaminantes pueden afectar la calidad del aire en el interior de las viviendas, lo que aumenta el riesgo de enfermedades respiratorias, especialmente en mujeres y niños que están expuestos a largo plazo.
Impacto en la salud: la exposición continua al humo y las partículas generadas por la combustión de la leña puede tener efectos perjudiciales para la salud. Puede provocar enfermedades respiratorias crónicas, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), infecciones respiratorias agudas, asma y problemas cardiovasculares.
Riesgos de incendio: el uso de la leña para cocinar aumenta el riesgo de incendios en las viviendas. La manipulación inadecuada de las llamas abiertas y la falta de sistemas de ventilación adecuados pueden llevar a accidentes domésticos graves.
Deforestación e impacto ambiental: la alta demanda de leña conlleva la tala indiscriminada de árboles, lo que contribuye a la deforestación y la degradación del medio ambiente. La deforestación afecta negativamente la biodiversidad, la calidad del suelo y los recursos hídricos.
En comparación, el uso de gas natural para cocinar ofrece varias ventajas:
Seguridad: el gas natural es una fuente de energía segura, ya que se suministra a través de tuberías y no requiere fuego abierto. Esto reduce el riesgo de incendios y accidentes en comparación con la manipulación de leña.
Comodidad y eficiencia: cocinar con gas natural es conveniente y eficiente. Permite un control preciso de la temperatura y la llama, lo que facilita la cocción de los alimentos. Además, no es necesario recolectar, almacenar ni transportar el combustible.
Menor contaminación: en comparación con la leña, la combustión del gas natural produce menos contaminantes atmosféricos y emisiones tóxicas. Ayuda a mejorar la calidad del aire en los hogares y reduce los impactos negativos en la salud de las personas.
Sostenibilidad: el uso de gas natural no contribuye a la deforestación ni a la degradación ambiental.
El informe ´Una visión para el acceso a la cocina limpia para todos´ de la Agencia Internacional de Energía señala que, en la actualidad, 2.300 millones de personas dependen del carbón vegetal, la leña, los desechos agrícolas y el estiércol animal como combustible para preparar sus alimentos, lo que hace que respiren humo nocivo en el proceso. La contaminación del aire provocada por estos métodos rudimentarios de cocción provoca 3,7 millones de muertes prematuras al año, lo que la sitúa como la tercera causa más importante de muerte prematura en todo el mundo. Las mujeres sufren los peores impactos por la falta de cocina limpia. La carga de recolectar combustible y preparar las comidas generalmente recae en ellas y toma un promedio de 5 horas al día. Esto impide que muchas mujeres no obtengan educación y empleo o inicien un negocio que podría brindarles independencia financiera.
El documento ofrece una guía práctica para brindar las herramientas y los combustibles necesarios para que todos los hogares del mundo tengan acceso a la cocina limpia para el año 2030. Para lograr este objetivo, casi 300 millones de personas deben tener acceso a medios de cocina limpios, cada año, desde ahora hasta 2030.
El análisis identifica un escenario realista y de menor costo para lograr una cocción limpia universal, que requiere soluciones disponibles comercialmente en la actualidad. El GLP y el gas natural siguen siendo la solución principal para brindar acceso a cocinas limpias. En áreas rurales, donde se carece de infraestructura de combustible y electricidad, las estufas mejoradas (ICS, por sus siglas en inglés) sirven como una solución provisional para brindar beneficios para la salud y ahorro de tiempo a corto plazo. Si se hacen cumplir los estándares mínimos de rendimiento, las ICS reducen las necesidades de combustible entre un 20 y un 70 % y reducen drásticamente el humo y los gases peligrosos.
El informe encuentra que, las muertes prematuras por la mala calidad del aire en espacios interiores se reducirían en 2,5 millones al año. El hogar promedio ahorraría al menos 1,5 horas de tiempo al día, liberando tiempo para otras actividades como la educación o el trabajo, especialmente para las mujeres. El ahorro de tiempo total a nivel mundial sería igual a las horas de trabajo anuales de una fuerza laboral del tamaño de la de Japón. Y la reducción de las emisiones globales de gases de efecto invernadero alcanzaría los 1.500 millones de toneladas al año, el equivalente a las emisiones actuales de todos los barcos y aviones combinados.
Por otro lado, Jonathan Sánchez, ingeniero químico y especialista sectorial y corporativo en cambio climático y biodiversidad en WWF indica que “el lío es que la combustión incompleta de la madera y leña está relacionada con las emisiones de carbono negro, un contaminante del aire que está asociado con el calentamiento de la atmósfera. Además, el humo de la leña puede ser dañino para la salud. Un estudio publicado en la revista Salud Pública encontró que los niños menores de 12 años en corregimientos cercanos a depósitos mineros en el Cesar tuvieron mayor proporción de casos probables de asma”.
Frente a la problemática de cocinar con leña en Colombia, la UPME propone la sustitución de la leña por gas natural, GLP o biogás. “El artículo 7 del Proyecto de Ley tiene por título: “Programa de sustitución de leña, carbón y residuo por gas combustible”, el cual tiene por objeto: “asegurar el acceso al servicio de gas combustible a aquellas familias que continúan cocinando con leña, carbón y residuos”. Además, el Artículo 9 propone la Declaratoria de Interés Nacional y Estratégico a: “la masificación del uso del gas natural, el gas licuado de petróleo vehicular, y el gas licuado de petróleo náutico, atendiendo a sus múltiples beneficios ambientales, en salud y en temas de competitividad económicos y sociales”.
Entonces en un escenario de expansión de gas natural en zonas urbanas e intermedias, se podría ayudar a reducir la pobreza energética en alrededor de 650 mil hogares de Colombia (1,8 millones de personas). Además, ayudaría a liberar el gasto para el consumo en aquellos hogares que se conviertan de GLP a gas natural.
Para lograr la expansión del servicio de gas natural a todos los hogares en Colombia, desde Naturgas recomendamos las siguientes acciones a las entidades encargadas:
- Reducir la incertidumbre sobre exploración.
- 2. Rediseñar proceso de consulta previa.
- Rediseñar esquema tarifario en su componente de transporte (ir hacia estampilla) para evitar que zonas lejanas paguen más.
4️. Promover desfragmentación de formación de precios en el gasoducto, conectando regiones.
5️. Permitir que el Fondo Especial Cuota de Fomento pueda financiar la expansión en el perímetro de la red y no únicamente en proyectos nuevos.
6️. Remover el tope del Fondo al subsidio de conexión intradomiciliaria.
7️. Enfocar la política de reducción de la pobreza a este objetivo (ej. que se cubra la conexión intradomiciliaria en el marco de programas del DPS o de Min. Vivienda).
En resumen, cocinar con gas natural en lugar de leña, es una opción más segura, saludable y sostenible. Promover el acceso a fuentes de energía limpia y eficiente es fundamental para mejorar la calidad de vida de las personas, reducir la contaminación, las brechas de desigualdad y proteger el medio ambiente.