“Estamos en capacidad de mostrar con el ejemplo que es posible hacer del gas un vehículo de estabilidad, como lo ha sido para el mercado energético mundial, también para la economía y la política regional, así como en las comunidades, con la llegada de un energético de bajas emisiones que mejora la salud, reduce la pobreza energética y monetaria, que dignifica y libera tiempo, sobre todo para mujeres en zonas rurales y más aún para las que son cabeza de hogar”
Luz Stella Murgas, Presidenta Naturgas
En la actualidad, la pobreza energética se erige como un desafío que afecta a millones de personas alrededor del mundo, limitando su acceso a servicios energéticos confiables y asequibles. Esta realidad, que impacta de manera desproporcionada a los hogares de bajos ingresos, obstaculiza el desarrollo socioeconómico y perpetúa las desigualdades. Ante este panorama, el gas natural surge como una alternativa viable para combatir la pobreza energética y promover el bienestar social.
La realidad de la pobreza energética en cifras:
2.800 millones de personas en el mundo carecen de acceso a la electricidad para cocinar, lo que genera graves problemas de salud y seguridad. Esto se traduce en dificultades para preparar alimentos, iluminar sus hogares y acceder a información y entretenimiento. Además, la exposición al humo de los combustibles tradicionales utilizados para cocinar puede provocar enfermedades respiratorias graves, especialmente en niños y mujeres.
3.700 millones de personas todavía dependen de combustibles contaminantes como la leña o el carbón para cocinar. Esta situación no solo genera problemas de salud, sino que también contribuye a la deforestación y la degradación ambiental. Además, la quema de estos combustibles libera gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático.
En América Latina y el Caribe, 17 millones de personas no tienen acceso a electricidad y 57 millones aún cocinan con combustibles contaminantes. Esta realidad pone de manifiesto la necesidad de implementar estrategias urgentes para ampliar el acceso a energía limpia y asequible en la región.
El gas natural como herramienta para el desarrollo sostenible:
El gas natural presenta ventajas significativas en la lucha contra la pobreza energética especialmente en zonas remotas y comunidades de bajos ingresos. A diferencia de la electricidad, que requiere una infraestructura extensa, este energético puede llegar a lugares con acceso limitado a la red eléctrica, garantizando un suministro de energía continuo y seguro.
Además, ofrece precios más estables y accesibles que los combustibles tradicionales como la leña o el carbón, permitiendo a las familias destinar menos recursos a la compra de energía y cubrir otras necesidades básicas.
En cuanto a la eficiencia energética, los quemadores de gas natural son más eficientes que los fogones tradicionales, lo que reduce el consumo de combustible y las emisiones contaminantes. Esto significa que se necesita menos gas natural para cocinar la misma cantidad de alimentos, beneficiando tanto a la economía familiar como al medio ambiente.
Finalmente, produce menos emisiones de material particulado y gases de efecto invernadero que los combustibles tradicionales, mejorando la calidad del aire y la salud pública. Esto es importante en las ciudades donde la contaminación del aire es un problema grave.
Casos de éxito:
Diversos países alrededor del mundo han implementado iniciativas exitosas para combatir la pobreza energética utilizando gas natural:
India: El programa Pradhan Mantri Ujjwala Yojana ha proporcionado conexiones de gas natural a más de 100 millones de hogares de bajos ingresos, mejorando su calidad de vida y salud. Este programa ha sido fundamental para reducir la dependencia de los combustibles tradicionales y mejorar la calidad del aire en las zonas rurales de India.
Perú: El programa Bonogas ha subsidiado la instalación de conexiones de gas natural en zonas de bajos ingresos, beneficiando a más de 1 millón de hogares. Este programa ha permitido que las familias de bajos ingresos tengan acceso a una energía limpia y asequible, lo que ha mejorado su calidad de vida y ha contribuido al desarrollo económico del país.
Conclusión:
La pobreza energética es un desafío complejo que requiere soluciones multidimensionales. El gas natural, como combustible eficiente y accesible, puede ser una herramienta valiosa para combatir este problema, mejorar la calidad de vida de las poblaciones vulnerables y promover el desarrollo sostenible. Implementar programas focalizados, fomentar la inversión en infraestructura y garantizar precios justos son claves para aprovechar el potencial del gas natural en la lucha contra la pobreza energética y construir un futuro más equitativo y próspero.